jueves, 5 de agosto de 2010

A látigo y destierro

Por Julio Antonio Rojas Portal

Periodista y Bibliotecario Independiente

 

16 de Julio del 2010

 
 
Viendo los últimos acontecimientos que están sucediendo en Cuba, referentes a la “libertad” de los presos de conciencia de la Primavera Negra del 2003, los cuales en su mayoría partirán en un plazo de 3 a 4 meses con sus familiares para España, cabe hacer una pregunta: ¿Es libertad o destierro?

 

Veremos algunos sinónimos de la palabra destierro: Deportación, Expatriación, Desarraigo, Confinamiento, Expulsión, Exilio, Aislamiento, Separación, Desnaturalizar, ¿Cuáles serian los sinónimos de la palabra libertad? Manumisión, Emancipación, Autodeterminación, Independencia, Voluntad, Albedrío, Privilegio, Confianza, Franqueza, etc.

 

¿Podrán estos valientes hombres que han pasado diez años de sus vidas en las prisiones Castristas, por estar luchando por la libertad de Cuba, ver desde el destierro sin poder hacer nada, la continuidad de la lucha por la liberación de nuestro país? ¿En los momentos de gloria que se avecinan, lo soportaran? A continuación analizaremos algunas consecuencias que trae el destierro para los que son desarraigados del seno de su patria.

 

“A látigo y destierro” son palabras de Martí sobre los cubanos fuera de su patria, y no se escogieron solo porque Martí sea el apoyo natural de toda meditación sobre Cuba, sino porque su conducta  y circunstancias lo hicieron un modelo de proscripto. “Quien dice patria segura que la conquiste, quien no la conquiste viva a látigo y destierro, oteado como las fieras, echado de un país a otro”.

 

El destierro se basa en el desquiciamiento de algún instinto. Al desterrado se le arranca de donde halla razón su existencia. Nadie renuncia a lo propio sino en la urgencia o en el miedo. Unos de los más bellos cuentos de Solzhenitsyn se reduce al examen de un pedazo de madera  habitado por hormigas que deciden morir quemadas antes que abandonar su hogar. “Eché un leño al fuego” dice el novelista ruso, “sin notar que estaba lleno de hormigas. Empezó a crujir, unas cayeron, otras corrían asustadas sobre la corteza o se abrazaban retorcidas por el calor. Lo empujé hacia un lado y muchas pudieron escapar  por las ramas y por la arena. Pero cosa rara, no  huyeron del fuego. Aun no se habían repuesto del pánico, cuando movidas por fuerza extraña, regresaban a la patria abandonada. Muchas lograron subir al leño encendido, lo recorrieron con desesperación, y murieron en él”.     

 

La crueldad más refinada encontró en el destierro el castigo perfecto. Quien lo sufre lleva la pena a perpetuidad. También se ha dicho que el desterrado no abandona la patria sino que ella lo abandona a él. Y es cierto, en cuanto que al decidir el viaje se convierte en enemigo de quien la gobierna. Desde allá le llegan los insultos y anatemas del tirano, se le acusa de cobarde y desertor.

 

Uno de los más notables escritores expulsados de Polonia, Joseph Wittlin, propuso crear el vocablo “destiempo” porque en lo imposibilidad de seguir los acontecimientos de su patria, y en el ritmo de su país, cae la víctima en un vació que le impide toda referencia temporal. En el extranjero se pierde lo más entrañable del hombre, su idioma. El juicio se tuerce por la nueva expresión. Aislado en el espacio, en el tiempo, en el idioma y la cultura, el desterrado envejece espiritualmente. Es cuando se da como los ancianos a vivir de los recuerdos.     

 

Todo destierro es una derrota, a lo más preparación de lucha. Al final del combate, partida la armadura, queda el empuje de la guerra. Viene luego el silencio del fracaso.  Un impulso natural aleja al hombre del silencio para expresar su tristeza en el destierro. Para terminar citaré uno de los versos de Martí que escribiera cuando fue desterrado a Nueva York sufriendo el dolor, la soledad, el miedo hostil, el idioma extraño, y la condena sin termino:    

 

Ni en tierra esclava reposar,

Ni en esta tierra en que no nací:

La lluvia misma azote me parece,

Y extranjero sus árboles me son.

Si me conmueve, mi horror al frió.

¡Oh Patria así como mi corazón,

mi cuerpo es tuyo!

¡Que los gusanos que me lo coman sean!

 

En los cubanos está la solución de Cuba, no en España, ni en los que nos ponen un cuchillo en la espalda  para abandonar la Patria, es como dijo Martí, “Quien dice iba segura que la conquiste” y borre de Cuba las palabras  “A látigo y destierro”.


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