por Julio Antonio Rojas Portal
Bibliotecario y Periodista Independiente
4 de marzo de 2011
Cuenta la fábula que todos los animales de la selva, debido al tiempo de sequía que dominaba gran parte del bosque, de vez en cuando entraban en conflicto para gobernar en las regiones más fértiles de la maleza. Los animales se encontraban divididos en dos grupos. Uno lo encabezaba el León, acompañado por: Serpientes, Jabalíes, Leopardos y Caimanes. En el otro bando comandaba el Águila seguida por todas las aves, perros salvajes, Monos, Elefantes y la inmensa variedad de insectos.
El único que no entraba en ninguno de los dos equipos era el Murciélago. La estrategia de este era que cuando una de las dos bandas vencía, el se inclinaba hacia esa tropa o viceversa, hasta que todos en la jungla se dieron cuenta de cuál era el juego de este roedor con alas y fue expulsado de ambos grupos, mirado con odio, desprecio e insignificancia y tildado de traidor. Nunca más pudo acercarse a ninguna de las dos comunidades en la floresta y tuvo que llevar una vida de solitario y despreciado.
Los medios de difusión cubano, tratando de opacar y desviar la atención de la población, la cual estuvo siguiendo de cerca las actividades opositoras en todo el país en vísperas del primer aniversario de la muerte de Zapata, y las marchas de las Damas de Blanco, sacaron a la luz como un posible “agente” al “reportero” Carlos Serpa Maceira, haciéndolo ver como héroe ante la población, cuando no es más que un mentiroso sin ningún tipo de ideología, virtud y moral.
¿Se respetarán así mismo los medios de inteligencia y contrainteligencia cubanos al nombrar a este murciélago como uno de sus agentes? ¿Que pensaran de verdad en su interior los oficiales de carrera que han obtenido éxitos en ambas agencias cuando se les compara con semejante personaje? Cuando los verdaderos espías penetran las organizaciones enemigas por años y terminan su trabajo con éxito, no los quemas a los dos o tres días, sino después de pasado un gran tiempo, y si el alto mando no tiene más planes con él. Si su hoja de servicio como topo es excelente puede de que lo tengan en cuenta para otras misiones, ¿Se podrá creer que Carlos Manuel Serpa Maceira es un topo? la respuesta es de imaginarse. En las guerras cuando el ejercito vencedor interrogaba a los prisioneros, y veían que se mantenían firmes en sus principios e ideas eran respetados y tratados como dignos. Hasta en algunos casos se les llegaban a perdonar sus vidas, pero cuando traicionaban a sus propios hermanos eran repudiados y después que los utilizaban les pasaban la cuenta.
Este ratón volador con sobrenombre Emilio desde ahora en adelante su vida será semejante al personaje de la parábola. Tanto los opositores, el pueblo y hasta los militares encargados de hacer este tipo de trabajo lo verán como lo que en realidad es, un farsante, ciego y sin rumbo alguno. En las filas de la oposición nadie cree el cuento teatral del espía Emilio. La verdad es que este cómico personajillo devenido en “actor” no es más que bufón. Debido a sus miedos y falta de carácter supieron trabajar sus debilidades y manipularlo a su antojo. Al final de esa historia llevada al teatro dirán sus directores Bajar el telón, la Farsa a terminado.
Una última cosa. Serpa, te dedicaré dos frases que te vienen como anillo al dedo. La primera es el oráculo de Apolo grabada en el frontón del templo de Delfas y convertida luego en la máxima de Sócrates, para quien tiene el sentido de examen e indagación mental de lo que es la virtud: Conócete a ti mismo. La otra es muy famosa y viene del imperio Romano acuñada después que Judas traiciono a Jesús: Roma paga a los traidores pero los desprecia.
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