miércoles, 3 de marzo de 2010

Demagogia y manipulación

por Julio Antonio Rojas Portal

Periodista y Bibliotecario Independiente

Centro Informativo Cubano


26 de Febrero del 2010


Los gobiernos de izquierda mayormente en las Américas, después de llegar al poder tras elecciones democráticas, dan un golpe de estado a las instituciones establecidas, ya sea de inmediato o sucesivamente. Explicaremos por que toman esta decisión sus presidentes ya con el traje de la más alta embestidura de la nación.


Estos señores necesitan mantenerse en el poder ya que de esta forma pueden llevar a cabo sus verdaderos planes. Ya el gobierno en sus manos es que los pueblos pueden ver de forma solapada los perfiles de demagogia y manipulación, que vienen a ser las reales intenciones de estos gobernantes para someter a sus pueblos.


Veremos que es un demagogo y cuál es el origen de esta palabra: Demagogia (del griego dmaggos, líder popular, demos, pueblo), es una estrategia política que consiste en apelar a emociones (sentimientos, amores, odios, miedos, deseos) para ganar el apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y propaganda.


Aristóteles señala al demagogo utilizando la forma de gobierno corrupta contraria a la democracia. Polibio la definió como Odocracia, que se crea mediante la acción demagógica en sus múltiples formas apelando a las emociones irracionales de la muchedumbre. La demagogia se apoya en las masas, favoreciendo y estimulando sus ambiciones más descabelladas, los sentimientos decadentes y elementales, y las desviaciones de la real y consiente participación activa en la vida política. Esto se produce mediante fáciles e ilusorias promesas, imposibles de mantenerse, que tienden a indicar como los intereses colectivos de la masa popular, o de la parte más fuerte y preponderante de ella, coinciden, en realidad más allá de toda verdadera lógica de buen gobierno.


Ahora veremos algunas tácticas de demagogia utilizadas por estos caudillos. Falacias: Argumentos que equivocan las relaciones lógicas entre elementos, o bien adoptan premisas evidentemente inaceptables. Entre ellas se encuentra la falacia de causa falsa, el argumento circular (gira en un mismo sitio sin llegar a ninguna parte).


Manipulación del significado: Las palabras, además de un sentido denotativo, tienen un sentido connotativo implícito, aportado por el contexto y conocimientos compartidos de los interlocutores, que añaden ideas y opiniones, muchas veces de forma menos consiente que en su sentido denotativo. En la elección de las palabras, un discurso denotativamente neutro, puede connotar significados adicionales dependientes en su contexto y en relación.


Omisiones: Se presenta información incompleta, excluyendo posibles problemas, objeciones, dificultades, lo que resulta en la presentación de una realidad falseada, sin incurrir directamente en la mentira.


Redefinición del lenguaje: Mediante la eliminación progresiva, o eliminación de las palabras que menoscaban su posición intentar modificar o hacer desaparecer la forma de pensar que se opone a sus argumentos.


Estadísticas fuera de contexto: Consiste en utilizar datos numéricos para apoyar una hipótesis o afirmación, pero que estando fuera de contexto, o habiendo sido manipuladas previamente, no reflejan la realidad. Aquí también se cuenta el uso tendencioso de estadísticas. Se le puede también llamar manipulación numérica.


Falso dilema o falsa dicotomía: Hace referencias a una situación donde dos puntos de vista alternativos son presentados como las dos únicas opciones posibles. “Estas conmigo o contra mí”. Supone una definición simplista de la realidad, evitando la toma en consideración de las demás posibilidades.


Podemos asegurar que estos demagogos son expertos manipuladores. Responden a menudo de forma confusa, ponen en duda las cualidades de competencia y la personalidad de los demás, critican sin parecer que lo hacen, desvalorizan y juzgan, siembran cizaña, suscitan sospechas, dividen para reinar mejor, pueden provocar la ruptura de una pareja, no soportan las criticas y niegan las evidencias. Sus discursos parecen lógicos y coherentes, destinados a resolver las dificultades de la población, cuando sus actividades, sus actos o forma de vivir responden a esquemas opuestos, nos inducen a hacer cosas que probablemente no haríamos por voluntad propia.


Debemos estar alertas para descubrirlos, porque nos concierne a nosotros poder discernir el grano de la paja, la diestra de la siniestra, la demagogia de lo que no lo es, dejando las emociones a un lado y empleando el razonamiento lógico si no queremos convertirnos en ciudadanos pasivos, peleles y atontados a los que se nos da gato por liebre, en parte por nuestra propia y absoluta culpa al persistir en la ignorancia.


Para estos tiranos populistas, en sus dictaduras, la ley es subordinada al capricho de muchos. Es entonces que surgen los demagogos que halagando, adulando, manipulando, y exacerbando a las masas en sus sentimientos destructivos, logran desviar sus empeños políticos, para que consideren como “Enemigos del pueblo” o de la patria a los opositores al régimen despótico instaurado, consolidando su propio poder a través de la eliminación de toda oposición, para sentarse en sus tronos monolíticos y autoproclamarse el indiscutido y despótico jefe (Fuhrer) os de este régimen.

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